martes, 28 de septiembre de 2010

Malposición de los dientes

Malposición de los dientes


Para que una dentadura se considere ideal, debe cumplir diversos requisitos: ha de tener una dimensión proporcionada a la de los maxilares, y las piezas que la componen tienen que encontrarse al mismo nivel, en una posición uniforme, sin entrecruzarse y dispuestas simétricamente en ambas arcadas dentarias, de tal modo que la superior cubra ligeramente la inferior cuando se cierra la boca.
Son muchos requisitos, y por ello es difícil ver dentaduras perfectas.
En cambio, es bastante común que los dientes estén desviados, exageradamente separados o, por el contrario, superpuestos, apiñados.
Estas son formas habituales de malposición, aunque no las únicas porque los defectos pueden ser muy variados y más o menos acentuados.
Aparentemente se trata de un problema estético, pero en realidad la malposición puede implicar algunos problemas más graves.
Por ejemplo, puede haber también una maloclusión, es decir, un contacto anómalo entre los dientes de la arcada superior y los de la arcada inferior, que produzca dificultades en la masticación o incluso en el habla; o que propicie la retención de alimentos y la aparición de caries dental, o una enfermedad periodontal, inflamaciones,

Por todo ello deben corregirse los defectos de posición de los dientes, y de este aspecto se ocupa la rama de la odontología denominada ortodoncia.

¿Qué pasa con los malos hábitos?

En el origen de la malposición de los dientes pueden estar involucrados diversos factores. algunos de los cuales son constitucionales o hereditarios y no se pueden prevenir.
Pero lo más común es que el defecto se deba a la persistencia de malos hábitos durante la infancia de conductas que dificultan la salida normal de los dientes o que provocan su desplazamiento:
por ejemplo que el niño se chupe el dedo repetidamente hasta edades avanzadas que use durante demasiado tiempo chupetes no anatómicos que respire habitualmente por la boca que se acostumbre a meter la lengua entre ambas arcadas dentarias...
 Se trata pues de factores que pueden evitarse fácilmente antes de que den lugar a desviaciones de los dientes que después requerirán un tratamiento más o menos complejo.
Vale la pena que los padres lo tengan en cuenta por ejemplo eligiendo un chupete de forma adecuada o controlando que los niños respiren bien.
Consejos prácticos

¿Cuándo iniciar el tratamiento?

La corrección de la malposición de los dientes es mucho más fácil y efectiva en la infancia o en la primera juventud que durante la edad adulta, cuando ya la movilización de los dientes mediante el uso de aparatos de ortodoncia resulta más difícil e incluso más molesta.
Sin embargo, tampoco conviene iniciarla a edades muy precoces, cuando todavía no se ha completado la sustitución de los dientes temporales por los permanentes, ni los huesos maxilares han completado su desarrollo.
Por lo general, el tratamiento se inicia cuando el especialista decide el momento más oportuno tras estudiar cada caso.
Las radiografías resultan muy útiles para precisar las relaciones entre los distintos dientes, comprobar su inserción en los maxilares y advertir el motivo de su desviación, factor fundamental para decidir las pautas de tratamiento
 En el caso de esta radiografía, las malposiciones son evidentes incluso para un observador no especializado.
Aparatos de ortodoncia
La técnica de ortodoncia se basa en la utilización de aparatos que ejercen una presión ligera pero constante sobre los dientes, a fin de que se desplacen y se sitúen en la posición que les corresponde.
Los aparatos pueden ser de distinto tipo, y siempre se confeccionan según las necesidades particulares de cada caso y la "estrategia" que decida el especialista: lograr la debida alineación, separar unos dientes o aproximar otros, girar los que están torcidos, adelantar los que están desviados hacia adentro, etc.
 En ocasiones se usan aparatos removibles, que pueden retirarse y volverse a poner fácilmente Están constituidos por una placa de plástico, que cubre el techo o el suelo de la boca, a la que se incorporan fijaciones, resortes o lazos de alambre que efectúan la presión correspondiente sobre la dentadura
 En otros casos se confeccionan aparatos fijos que se dejan puestos durante un tiempo más o menos prolongado y que sólo puede colocar y quitar el dentista.
Éstos están formados básicamente por una serie de abrazaderas que se pegan a los dientes y sobre las cuales se fija un arco de alambre de acero que ejerce cierta tensión sobre determinadas piezas.

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